Oigo
pronunciar mi nombre. ¿quién osa ? ¿con qué intención se me
reclama ? ¿Acaso sabéis de mi identidad, quién soy y qué
soy para vosotros ?
Soy
tan antigua como la vida de los humanos y soy permanentemente joven.
Soy botín deseado y eterno campo de batalla, soy continente y
contenido, la botella y el mensaje cuya azarosa trayectoria recorre
la historia de los humanos. Siendo de todos he sido raptada y violada
por algunos, que me querían poseer en exclusiva. He sido zarandeada
y confundida entre otras celebridades : la Religión, la Moda,
las Artes, el Prêt á Porter…
Otras
veces me han interpretado por la forma, por las herramientas que me
acompañan, como si pudieran reducir mis señas de identidad a la
vinculación con una etnia, una técnica, un tiempo y un lugar. He
sido de piedra tallada y pulimentada y de metales groseros o
preciosos.
Me
han llevado, a través de los tiempos, en las mochilas de los
guerreros, en los zurrones de los pastores y en las faltriqueras de
clérigos, monjes y mercaderes. Desde el bando de los triunfadores he
visto cómo imponían mi presencia a gentes que me desconocían y
desde el lado de los vencidos he sufrido persecución y
clandestinidad. He sido bocado de cardenal, teta de novicia y
caramelo a la puerta de un colegio. Uva verde, manzana del árbol
prohibido y flauta de Bartolo.
Sí.
Aunque me revistan con severos ropajes de Academia, soy alegre y
hasta descocada. El Poder, ese demonio masculino, interpreta siempre
mal mi natural simpatía y tiende a propasarse de palabra y obra.
Alguna vez, tan sólo por oír mi nombre, ha sacado la pistola, otras
me han puesto sello de severa exclusividad y me han transformado en
un rito sólo apto para iniciados, o para potentados que me disfrutan
egoístamente. Eso me ha pasado, a veces, cuando me junto con mis
viejas compinches exhibicionistas, las Artes Escénicas. La
Literatura, a través de la Imprenta, me distribuía muy bien entre
las gentes sencillas. Eso era, sobre todo, antes de que se
inmiscuyeran los frívolos Audiovisuales. Las Plásticas, por su
lado, me dan un aire de casi impenetrable sofisticación que
enloquece a mis admiradores burgueses y engorda a los mercaderes que
trafican conmigo, es decir, a mi costa…
Soy
de amplios horizontes pero las Grandes Superficies no me distribuyen
sin hacerme pasar previamente por un proceso de banalización , que
es como una lobotomía del Intelecto Trascendente… Y cuando me
revisto con bata de laboratorio y me hago acompañar por mi amiga la
Ciencia, parece como si me volviera transparente, y todos ponen sus
ojos en la Tecnología, siempre pimpante, a la última moda. Lo
contrario de lo que me ocurre con la Política, esa vieja arpía, que
se empeña en que la acompañe para disimular, con mi lozanía y mis
faralaes, sus miserables afeites y las cicatrices de su continuo
andar a la greña con el Poder, ese egoísta que no se casa con nadie
pero coquetea con todas : la Economía, la Justicia, la Milicia…
A mí me aguantan en el grupo por mi faceta bohemia y mi facilidad
para conectar con los explotados de este mundo, que mis compañeras
tratan con tanto distanciamiento. Los pobres me reclaman como algo
muy suyo que les ha sido arrebatado, pero cuando, por fin, estoy con
ellos, siempre nos vigila la Policía, no vayamos a fecundar Ideas
fuera del Orden Establecido.
Soy
un poco de todo y de todos y mi nombre es usado en vano, hasta en los
frontispicios de Concejalías, Consejerías y Ministerios, lugares
donde ni se crea ni se destruye, ni se transforma, …sólo se
administra; pero mi origen telúrico, agrario, me mantiene las raíces
sólidamente implantadas en nuestra tierra y soy a la vez semilla,
planta y fruto.
Soy
la Cultura, sí. La memoria, comunicación y asimilación de las
conquistas materiales e intelectuales de los humanos, la síntesis y
proyección colectiva de lo que este animal asustadizo, con
conciencia de su propia desaparición, intenta transmitir sobre sí
mismo y los que le rodean para no sentirse absolutamente solo en su
titánica tarea de supervivencia.
Habéis
pronunciado mi nombre. Que sea para bien. Que sea esta Cultura que
invocáis sustantivo sujeto de vuestra acción y no adjetivo
calificativo de un endeble decorado.
Que
os sirva para desarrollar la vida que deseáis alcanzar porque
cultura es cultivo, es cuidar de la vida.
Fdo. La Cultura
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