jueves, 16 de febrero de 2012

DIARIO DE AVISOS NÚMERO 5


Día 15, Miércoles.

Por la mañana sale Caneiro a revisar la industria del tabaco en Cuba (y la del ron). El resto de la expedición se va a La Habana Vieja. Muchedumbre de turistas. Cubanos disfrazados de figuras típicas para dejarse inmortalizar por miles de cámaras de todo tipo y tecnologías. La muchedumbre SONY se cruza con la muchedumbre SANYO en un auténtico festival de cine documental al aire libre.

Después de patear calles, comprar algunas cosas (maracas y claves por si nos atrevemos a utilizarlas), Mónica y Alfaya toman un taxi para ir al hotel, recoger los macundales y acudir a la entrevista en Habana Radio, en el campamento que tienen montado en La Cabaña. Cuando Alfaya está en la habitación, disfrutando de un momento de descanso, suena el teléfono y un organizador de la Feria le comunica que hay una agenda oculta. Al parecer les ha gustado el espectáculo que damos corriendo de un sitio para otro y han aumentado la longitud y el número de obstáculos de la pista de pruebas: dicen que se lo han comunicado a un señor de La Discreta. Estoy por contestar que en La Discreta no hay señores y mi internacionalismo proletario supera la curiosidad de averiguar quién, cómo y por qué de esta aparente descoordinación... (¡qué raro!).

En resumen: que el jueves tenemos que ir a las 16h. a la entidad cultural José Martí a presentarnos y canturrear. Y el viernes, a las 14h a la Casa de la Poesía, en la Habana Vieja, a lo mismo... Y, oígame compañero, ¿el sábado no podrían pasarse por el pabellón de Cuba, en la 23, a eso de las 18h?... Pues no, porque tenemos lo de la Casa de la Música de Miramar...

Salimos para la Habana Radio. Llegamos con tiempo y grabamos sin mayor percance que los lagrimones que se le escapan a la entrevistadora oyendo a Mónica cantar lo de Carilda (“me duele ser tan sola”). Nos despedimos de la emocionada, (maravillosa muchacha, compañeros) periodista y sensible en un alarde de polivalencia, y tratamos de tomar un taxi. Localizamos uno que nos señala que primero tiene que hacer un trámite y luego nos lleva, que si no nos importa esperar. Como hace calor y sol, el taxi está fresquito con las ventanillas abiertas dejando pasar el viento y estamos cansados, le decimos que sí.

Nos pasamos cinco minutos de charla preparatoria sobre lo que se supone que podremos hacer (APARTE DE IMPLORAR MISERICORDIA A LOS TROVEROS CUBANOS) en el patio de  la EGREM. Aparece el taxista y nos vamos para allá. Al llegar al patio nos recibe Vladimir, tremendo personaje de película, que nos somete a un somero examen de conocimientos musicológicos y decide que nos tiene que alfabetizar. Nos tememos lo peor para cuando vean cómo toca la guitarra Alfaya. Van apareciendo trovadores y una encantadora y potentísima delegación de damas chilenas que preparan la Feria del Libro de Antofagasta... Empezamos a intuir que después de rendirnos ante la vitalidad de las poetas caribeñas tendremos que declararnos súbditos de la energía de estas organizadoras andinas: así como quien no quiere la cosa, una era directora de orquesta sinfónica y otra era la letrista del conjunto ILLAPU (de ese, al menos, teníamos noticia previa, y no quedamos de analfabestias) y la otra... y un poeta secretario general del invento y un cantautor que unas veces llamaban Mauricio y otras Patricio. (Se llama, de verdad, Pato Maturana).

Lo del patio consiste en que Vladimir se sienta en una mesa como un puesto de mando, armado con un micrófono, y desde ahí va ordenando el tráfico de trovadores que acceden al estrado. Advierte duramente con sorna al público de unas líneas de comportamiento y exhorta a los intervinientes a que las canciones sean de las de “chasis estrecho”... Y empieza el desfile,

El nivel es alto, espectacular a ratos. Cuando nos toca el turno, conectamos por la vía verborreica (pero condensada) del Alfaya y se tronchan con lo de “Caperucira Roja”. Lo de Carilda lo oyen con respeto y las chilenas se enternecen. Dejamos la tarjeta del Alfaya para futuros contactos editoriales.

Prosigue la  descarga. Sigue el nivel alto. Termina la parte oficial. El técnico de sonido desenchufa. Creímos que por normativa municipal. No. Por pluriempleo. Pero los trovadores no descansan. Cantan todos a la vez, afortunadamente la misma canción. O más bien, una especie de opera omnia tipo Silvio Rodríguez en la que se suceden los guitarristas y los que llevan la voz cantante pero acompañados por los demás.

Quedaba lo mejor: en un breve descanso para introducir una de las canciones, el ponente cuenta su opinión sobre Silvio... inmediatamente se organiza una asamblea en la que cada participante va dando su matiz correspondiente con toda la coña y el apasionamiento del mundo. En algún momento se vota. En otros alguien empieza su alocución diciendo: “Camaradas...” y hasta se oye, en medio de una parte muy discutible y discutida alguien que grita vivas a la dialéctica. Mientras, el camarero del local, que está borracho como una cuba (de vino) se dedica a engañar a los clientes guiris cobrando el triple de lo que valen las consumiciones. Cuando los guiris se dan cuenta ya es tarde porque el borracho ha sido enviado a su casa y cuando Alfaya reclama una cerveza cobrada y no servida, le dicen que sea comprensivo, que qué más dá una cerveza más o menos.

Mientras, la relatividad moral no seguía las mismas pautas para matizar el lugar exacto que ocupa Silvio Rodríguez en el momento actual de los trovadores cubanos. El debate apasionado subía de tono sobre el grado de “aburguesamiento” actual del cantautor al que se le tenía (se le sigue teniendo) como el más grande. La cuestión era saber si en el momento actual estaba cantando lo que las circunstancias requieren o sugieren. Decía el sector crítico, mientras proclamaba el insuperable liderazgo de Silvio, que lo que estaba pasando ahora en Cuba lo estaban cantando otros cantautores jóvenes.

Aprovechamos que Fidelito tenía que irse para recuperar la guitarra de manos del sector crítico y salir también. Noche inolvidable, personajes para grabar durante horas y extraer luego la pulpa.

(seguiremos informando).
P.S. De público, flojo en las presentaciones, salvo en la de Soledad, que se trajo a su gente. En el exterior, riadas de gente comprando libros. En otras presentaciones tampoco vemos grandes muchedumbres, entre otras cosas, porque las salas son pequenas, pero Aitana Alberti y sus acompanantes sí tuvieron un pelotón compacto.
Hoy hemos mandado al Alfaya de espía al Paballón Cuba, al lado del Hotel Nacional, a presentaciones de editoriales de poesía, y tampoco había tanta gente, salvo poetas y amigos. Esto va por especialidades. Pero el panorama es culto y discutidor.
Por supuesto, de La Discreta no habla nadie. Hablan de unos extranos seres que van de sala en sala y de una cantante que enternece.
Como no sea que hoy, en lo de la José Martí, podamos hacer más contactos... y que conste que hay alguno en ciernes. Lo tenemos citado para el día de la cuestión caribena, a ver si nos la resuelve.
De todas formas, sepan ustedes que esto no es para venir dos +cantante+guitarra+maletones de libros. Si La Discreta quiere hacer algo institucionalmente válido tendrá que organizar (quiero decir, organizar) una auténtica misión comercial que no resople en las cuestas y sea inmune al calor. Porque lo de canturrear está muy bien pero las cosas se cuecen en otros lares. Y hasta allí no hemos llegado. Nosotros no nos hemos podido dedicar a solicitar audiencias pero queden tranquilos que llevaremos contactos. Luego, en las largas y frías noches de Alpedrete, se pueden ustedes dedicar a mandar emilios a esta panda de fantásticos personajes que, de todas formas, están tan ocupados que no hay forma de tener una conversación tranquila.
Y lo de Carilda, me parece que será para otra ocasión porque aquí, de ese tema,  todo el mundo habla pero se concreta poco. Si aparece por la Feria, estamos dispuestos a reaccionar con presteza y ofrecerle nuestra admiración y nuestras peticiones... pero no damos para más. De todas formas ya le hemos dejado un recadito subliminal en Habana Radio... porque alguien le dirá que dos espanoles andan por la Feria cantando lo suyo. Y si ella no reacciona lo hará, supongo, su entorno.
(Seguiremos informando, que esto está cada día más divertido)

2 comentarios:

  1. Jua, jua, jua, qué sabrosísimas crónicas, Alfaya, lo del género bloguero se te da la mar de bien.

    Dad recuerdos a la gente conocida, por favor... (Awilda, Gladys, Etnairis...)

    PM

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  2. Muchas gracias, maestro, por la jacarandosa crónica. Buenísima. Se palpa y se percibe. ¿Así que los cubanos están superando a los boricuas en eso de sacarles el jugo a los españoles? Hacen bien, qué carajo. Era de esperar, por otra parte, que la parte farandulera acabase ahogando a la parte editorial. ¡A disfrutarlo y se acabó!

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