Día 15, Miércoles.
Por la mañana sale Caneiro a revisar la industria del tabaco
en Cuba (y la del ron). El resto de la expedición se va a La Habana Vieja.
Muchedumbre de turistas. Cubanos disfrazados de figuras típicas para dejarse
inmortalizar por miles de cámaras de todo tipo y tecnologías. La muchedumbre
SONY se cruza con la muchedumbre SANYO en un auténtico festival de cine
documental al aire libre.
Después de patear calles, comprar algunas cosas (maracas y
claves por si nos atrevemos a utilizarlas), Mónica y Alfaya toman un taxi para
ir al hotel, recoger los macundales y acudir a la entrevista en Habana Radio,
en el campamento que tienen montado en La Cabaña. Cuando Alfaya está en la
habitación, disfrutando de un momento de descanso, suena el teléfono y un
organizador de la Feria le comunica que hay una agenda oculta. Al parecer les
ha gustado el espectáculo que damos corriendo de un sitio para otro y han
aumentado la longitud y el número de obstáculos de la pista de pruebas: dicen
que se lo han comunicado a un señor de La Discreta. Estoy por contestar que en
La Discreta no hay señores y mi internacionalismo proletario supera la
curiosidad de averiguar quién, cómo y por qué de esta aparente
descoordinación... (¡qué raro!).
En resumen: que el jueves tenemos que ir a las 16h. a la
entidad cultural José Martí a presentarnos y canturrear. Y el viernes, a las
14h a la Casa de la Poesía, en la Habana Vieja, a lo mismo... Y, oígame
compañero, ¿el sábado no podrían pasarse por el pabellón de Cuba, en la 23, a eso de las 18h?... Pues
no, porque tenemos lo de la Casa de la Música de Miramar...
Salimos para la Habana Radio. Llegamos con tiempo y grabamos
sin mayor percance que los lagrimones que se le escapan a la entrevistadora
oyendo a Mónica cantar lo de Carilda (“me duele ser tan sola”). Nos despedimos
de la emocionada, (maravillosa muchacha, compañeros) periodista y sensible en un
alarde de polivalencia, y tratamos de tomar un taxi. Localizamos uno que nos
señala que primero tiene que hacer un trámite y luego nos lleva, que si no nos
importa esperar. Como hace calor y sol, el taxi está fresquito con las
ventanillas abiertas dejando pasar el viento y estamos cansados, le decimos que
sí.
Nos pasamos cinco minutos de charla preparatoria sobre lo
que se supone que podremos hacer (APARTE DE IMPLORAR MISERICORDIA A LOS TROVEROS CUBANOS) en el patio de
la EGREM. Aparece el taxista y nos vamos para allá. Al llegar al patio
nos recibe Vladimir, tremendo personaje de película, que nos somete a un somero
examen de conocimientos musicológicos y decide que nos tiene que alfabetizar.
Nos tememos lo peor para cuando vean cómo toca la guitarra Alfaya. Van
apareciendo trovadores y una encantadora y potentísima delegación de damas
chilenas que preparan la Feria del Libro de Antofagasta... Empezamos a intuir
que después de rendirnos ante la vitalidad de las poetas caribeñas tendremos
que declararnos súbditos de la energía de estas organizadoras andinas: así como
quien no quiere la cosa, una era directora de orquesta sinfónica y otra era la
letrista del conjunto ILLAPU (de ese, al menos, teníamos noticia previa, y no
quedamos de analfabestias) y la otra... y un poeta secretario general del
invento y un cantautor que unas veces llamaban Mauricio y otras Patricio. (Se llama, de verdad, Pato Maturana).
Lo del patio consiste en que Vladimir se sienta en una mesa
como un puesto de mando, armado con un micrófono, y desde ahí va ordenando el
tráfico de trovadores que acceden al estrado. Advierte duramente con sorna al
público de unas líneas de comportamiento y exhorta a los intervinientes a que
las canciones sean de las de “chasis estrecho”... Y empieza el desfile,
El nivel es alto, espectacular a ratos. Cuando nos toca el
turno, conectamos por la vía verborreica (pero condensada) del Alfaya y se
tronchan con lo de “Caperucira Roja”. Lo de Carilda lo oyen con respeto y las
chilenas se enternecen. Dejamos la tarjeta del Alfaya para futuros contactos
editoriales.
Prosigue la descarga.
Sigue el nivel alto. Termina la parte oficial. El técnico de sonido desenchufa.
Creímos que por normativa municipal. No. Por pluriempleo. Pero los trovadores
no descansan. Cantan todos a la vez, afortunadamente la misma canción. O más
bien, una especie de opera omnia tipo Silvio Rodríguez en la que se suceden los
guitarristas y los que llevan la voz cantante pero acompañados por los demás.
Quedaba lo mejor: en un breve descanso para introducir una
de las canciones, el ponente cuenta su opinión sobre Silvio... inmediatamente
se organiza una asamblea en la que cada participante va dando su matiz
correspondiente con toda la coña y el apasionamiento del mundo. En algún
momento se vota. En otros alguien empieza su alocución diciendo: “Camaradas...”
y hasta se oye, en medio de una parte muy discutible y discutida alguien que
grita vivas a la dialéctica. Mientras, el camarero del local, que está borracho
como una cuba (de vino) se dedica a engañar a los clientes guiris cobrando el
triple de lo que valen las consumiciones. Cuando los guiris se dan cuenta ya es
tarde porque el borracho ha sido enviado a su casa y cuando Alfaya reclama una
cerveza cobrada y no servida, le dicen que sea comprensivo, que qué más dá una
cerveza más o menos.
Mientras, la relatividad moral no seguía las mismas pautas
para matizar el lugar exacto que ocupa Silvio Rodríguez en el momento actual de
los trovadores cubanos. El debate apasionado subía de tono sobre el grado de
“aburguesamiento” actual del cantautor al que se le tenía (se le sigue
teniendo) como el más grande. La cuestión era saber si en el momento actual
estaba cantando lo que las circunstancias requieren o sugieren. Decía el sector
crítico, mientras proclamaba el insuperable liderazgo de Silvio, que lo que
estaba pasando ahora en Cuba lo estaban cantando otros cantautores jóvenes.
Aprovechamos que Fidelito tenía que irse para recuperar la
guitarra de manos del sector crítico y salir también. Noche inolvidable,
personajes para grabar durante horas y extraer luego la pulpa.
(seguiremos informando).
P.S. De público, flojo en las presentaciones, salvo en la de Soledad, que se trajo a su gente. En el exterior, riadas de gente comprando libros. En otras presentaciones tampoco vemos grandes muchedumbres, entre otras cosas, porque las salas son pequenas, pero Aitana Alberti y sus acompanantes sí tuvieron un pelotón compacto.
Hoy hemos mandado al Alfaya de espía al Paballón Cuba, al lado del Hotel Nacional, a presentaciones de editoriales de poesía, y tampoco había tanta gente, salvo poetas y amigos. Esto va por especialidades. Pero el panorama es culto y discutidor.
Por supuesto, de La Discreta no habla nadie. Hablan de unos extranos seres que van de sala en sala y de una cantante que enternece.
Como no sea que hoy, en lo de la José Martí, podamos hacer más contactos... y que conste que hay alguno en ciernes. Lo tenemos citado para el día de la cuestión caribena, a ver si nos la resuelve.
De todas formas, sepan ustedes que esto no es para venir dos +cantante+guitarra+maletones de libros. Si La Discreta quiere hacer algo institucionalmente válido tendrá que organizar (quiero decir, organizar) una auténtica misión comercial que no resople en las cuestas y sea inmune al calor. Porque lo de canturrear está muy bien pero las cosas se cuecen en otros lares. Y hasta allí no hemos llegado. Nosotros no nos hemos podido dedicar a solicitar audiencias pero queden tranquilos que llevaremos contactos. Luego, en las largas y frías noches de Alpedrete, se pueden ustedes dedicar a mandar emilios a esta panda de fantásticos personajes que, de todas formas, están tan ocupados que no hay forma de tener una conversación tranquila.
Y lo de Carilda, me parece que será para otra ocasión porque aquí, de ese tema, todo el mundo habla pero se concreta poco. Si aparece por la Feria, estamos dispuestos a reaccionar con presteza y ofrecerle nuestra admiración y nuestras peticiones... pero no damos para más. De todas formas ya le hemos dejado un recadito subliminal en Habana Radio... porque alguien le dirá que dos espanoles andan por la Feria cantando lo suyo. Y si ella no reacciona lo hará, supongo, su entorno.
(Seguiremos informando, que esto está cada día más divertido)
Jua, jua, jua, qué sabrosísimas crónicas, Alfaya, lo del género bloguero se te da la mar de bien.
ResponderEliminarDad recuerdos a la gente conocida, por favor... (Awilda, Gladys, Etnairis...)
PM
Muchas gracias, maestro, por la jacarandosa crónica. Buenísima. Se palpa y se percibe. ¿Así que los cubanos están superando a los boricuas en eso de sacarles el jugo a los españoles? Hacen bien, qué carajo. Era de esperar, por otra parte, que la parte farandulera acabase ahogando a la parte editorial. ¡A disfrutarlo y se acabó!
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