sábado, 28 de enero de 2012

OTRAS LABORES DISCRETAS (I)


De vez en cuando, la Editorial incita a presentaciones de libros fuera de normas convencionales. La Noche del Imaginauta, que se celebraba en La Fídula era la ocasión para que un variopinto cúmulo de artistas del canto y de la palabra y otros que cantaban y hablaban por su cuenta y riesgo, presididos y acompañados al piano por el director musical de La Discreta, Pedro Mariné, siempre dispuesto a cantar lo de sus queridos Chicho Sánchez Ferlosio y Agustín García Calvo, distrajeran a la asistencia con variados dicharachos. Allí fue donde Mónica Yebra, condicionada negativamente por la escasa extensión del escenario, cambió su carrera de bailarina de claqué por una eclosión como vocalista que llevó a Julia de Burgos a alturas inmarcesibles, (que decía Ripio en unos videos más abajo) de expresión tierna y mensaje con fuerza.
En este caso se trata del conocido locutor de continuidad (llamado así porque puede continuar durante toda la noche) que presentaba dos libros editados por La Discreta mientras el Papa Wojtila moría.

No siempre fue en La Fídula. La Discreta extiende sus tentáculos por todos los rincones de Madrid que puede abarcar y la Librería Traficantes de Sueños ha presenciado presentaciones memorables. Véase:
Pedro Mir

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