viernes, 27 de enero de 2012

POR SI PENSABAN HACERME LA PREGUNTA


¿Con qué derechos canta usted en Cuba?
Deben saber (entiendo que las malas noticias llegan a todos los rincones del planeta) nuestros amigos cubanos que, en España, la SGAE -una de las sociedades de gestión de derechos artísticos, en este caso, de autor- se ha visto inmersa y comprometida en un escandalazo de los que alimentan a la prensa que tan gustosamente se encarga de desmoralizarnos so pretexto de contarnos lo que pasa. En noviembre de 2011, me atreví a hacer este comentario para los lectores de Mundo Obrero:

"Ya estamos en lo que más nos gusta: poner cara de ofendidos cuando se nos tenía que poner cara de preocupados. Ahora vamos a tener un sofoco porque (parece probable) la SGAE ha estado financiando a un partido político a través de sus fundaciones. ¿La SGAE o un entramado que actuaba dentro? Comprueben los lectores reposados cómo, con pocas palabras que cambien, hablando de lo mismo, se dicen cosas distintas. Pero sigamos el juego (por un momento) a los que se arrebatan hacia conclusiones dramáticas . ¿Queremos decir que la SGAE se dedicaba a pagar a los asesores que proponían al Gobierno políticas culturales tan progresivamente alejadas de la socialdemocracia? ¿Y quién se beneficiaba más: el que recibía las ideas, los que cobraban del intercambio o los que al calor de tan estupenda colaboración se creían más seguros para embolsarse directamente el coste de su ropa íntima de marca? ¿Y era de marca por prurito de defender y potenciar los derechos de autor o porque se supone que la marca tiene más calidad por identidad conocida y aceptada?
Y si las ideas que se forjaban a partir de esos dineros tienen ahora la identidad y el origen que se están descubriendo, ¿pierden valor por ser perversas las intenciones con las que fueron engendradas? ¿Y no vendrá ahora otro Gobierno que diga que lo único malo eran las intenciones, la fórmula de aprobación de gasto y pago y el precio pero que las ideas son irreprochables? 
En este país, como vemos, las ideas abundan y valen su peso en oro, pero no se cobra tanto por derecho de autor como por porcentaje de distribución. Aquí los autores de la idea no pueden compararse en ganancia con los emprendedores de la trama y, desde luego, vale más una agenda de contactos que una ponencia sobre la industria cultural.
Pobre Don Mariano... qué gigantesca tarea de regeneración moral de su querida España le aguarda apenas se desvele el premio gordo del 20-N. Aunque me consuela saber que él ya conoce el paño".

De manera que les aclaro mis intenciones: lo que cante en Cuba va por el lado de la militancia cultural, el loco empeño de comunicar, apoyándome en otros, poetas, letristas, hasta repentistas, ideas que comparto, imágenes literarias que me ha gustado recrear. Aportando no sé aún si una habilidad o una enfermedad como es la de poner melodías a lo que leo, espero que respetuosas (aunque traviesas a veces) con lo que yo creo que el poeta anda diciendo y por qué lo dice.

Osease, que cantaré en Cuba con el derecho que me otorgan sus gentiles invitaciones, su amistosa convocatoria y la complicidad que ya me han demostrado. Y los derechos de autor y de intérprete, los dejaremos pendientes de que la SGAE se regenere o para cuando vivamos todos en otro mundo mejor donde el negocio sea el negocio y la cultura popular, otra cosa.

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